SEMANA DE PASIÓN SEVILLANA

Cuando intentaban convencerme para volver a Sevilla en Semana Santa (la primera vez fue un fiasco muy pasado por agua), siempre había un “no” por respuesta. Pero, en esta ocasión, la insistencia tuvo su fruto: mi numantina resistencia, se derrumbó. Pero, para ello, fue necesario que confluyesen varias circunstancias que yo no pensaba iban a confluir… ¡pero lo hicieron! Y, como me dijo Pepe, “…no tienes escapatoria alguna”.

Ya en Sevilla te plateas cómo vivir la semana de pasión sevillana sin la propia pasión de los sevillanos. Lo mejor es intentar colarse entre ellos. Son amables, alegres, sentidos, abiertos… no tardan nada en darte los consejos necesarios, las explicaciones precisas, las indicaciones que buscas. Tardas muy poco en integrarte. ¡No, en ser uno de ellos, no…! Para eso tienes que vestir como ellos, hablar como ellos, y eso… ¡como que no! Pero…, vamos poco a poco…

Lo primero de todo es tomar energías. El Jueves Santo se presenta largo e intenso, duro… Mejor un buen desayuno antes de lanzarnos a la vorágine de la pasión sevillana. El Bar La Peña está junto a la vivienda. En el sevillano Barrio de La Macarena. Un poco al norte, pero en el barrio. En diez minutos, te plantas frente a la basílica del mismo nombre. ¿Qué tiene La Peña? Pues lo que intentas buscar cuando viajas y casi nunca lo consigues. Es un bar de barrio, para los del barrio. A los extranjeros se nos ve al vuelo. Sobre todo si pides el café en taza… ¡Te han calado! -¿De qué te pongo la media tostada, “miarma”? -Sorpréndame, Señora. Y te sorprende. Te deja las tarrinas de “manteca colorá”, “pringá”, “zurrapa de lomo”, “de hígado…”. “Ponte lo que quieras…”, te suelta. Pero lo que quieras, cantidad, y de lo que quieras… no te miden, no te controlan… ¡Así da gusto! Por eso, por ese trato tan “amable” y cercano, vuelves un día… y otro… y otro… y hasta te da pena marcharte.

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Bar La Peña, Macarena. Especialidad en desayunos…

En la Basílica de la Macarena me espera Manolo. Se ha llevado una sorpresa, por supuesto. Un abrazo, unas cañas, un visita rápida y empezamos ya con la pasión. Vamos camino del centro neurálgico de la pasión sevillana: Campana, Sierpes, Laraña, Plaza de la Encarnación, Duque. Entendemos rápido que la carrera oficial está prohibida por todos lados y hay que buscar la posición buena a uno u otro lado. Para La Exaltación, la primera que vemos, elegimos Laraña. Buen sitio. Espectacular. Todavía es de día y el cielo azul, despejado, hace relucir alguna que otra instantánea.

El Santísimo Cristo de la Exaltación es del taller de Pedro Roldán (1687). Los dos ladrones, Dimas y Gestas, están atribuidos a La Roldana (siglo XVII). Los caballos y los jinetes son de Juan Abascal (1960). El resto del misterio es de Luis Antonio de los Arcos y Cristóbal de Guadix (siglo XVII).

Nuestra Señora de las Lágrimas es una talla anónima del siglo XVIII

 

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La Exaltación, en Laraña

Están procesionando ya Los Negritos, Las Cigarreras y Montesión. Nos recomiendan, sobre todo, Montesión. También es cierto que hay un punto vital donde se pueden ver todas las procesiones: La Plaza Virgen de los Reyes, en la puerta lateral de la Catedral, con la Giralda de testigo. Pero también es cierto que la distancia la hace deslucir, no se palpa la pasión. Después de haber logrado llegar al lugar, para comprobarlo in situ, hay que marcharse hacia otro lugar mejor. Pero una cañita en Las Columnas, con una tapita, viene muy bien. Seguimos, pues, tras Montesión.

La noche ya ha caído cuando llegamos al punto donde se bifurcan La Exaltación y Montesión. Estamos en Francos, en primera fila, por lo que merece la pena esperar a que llegue. Y llega varías decenas de minutos después.

Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto es del taller de Pedro Roldán (1675). El Ángel es del mismo periodo. Los apóstoles son obra de Castillo Lastrucci en 1942.

María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos es una obra anónima del siglo XVII.

 

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Montesión, paso

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Montesión, detalle

Nos toca buscar “Pasión”. Antes una caña, algunas tapas para acompañar a la cerveza. No recuerdo el sitio. Sonaba algo así como “Continental” o “Internacional”. No… ¡”Café Universal”! ¡Eso es! “Café Universal”, en Calle Blanca de los Ríos, junto a Francos. De entrada, no había sitio. Solo una mesa y tres sillas o taburetes. Un barril de cerveza hizo su papel, una vez vacío. Aun así, se intentó. Había una silla ocupada por un abrigo y un bolso. Se pidió, con educación, dejarla libre para que hiciese su papel auténtico… ¡servir de asiento! Pero la pareja se negó. El sitio estaba ocupado… En fin, corramos un tupido velo. Pero no…, el “señorito”, de la pareja, se acercó al baño, justo a nuestro lado. Yo andaba sentado en el barril, el camarero buscando silla. El resto comentando la jugada. El Señorito se hizo eco de la conversación. Reaccionó. La silla está ocupada y va a estar ocupada. Poco más o menos, va a seguir ocupada hasta que a él le dé la gana. «Y cuando me marche, tendrás tres sillas libres, pero mientras no…». Y sale del baño… y se acicala junto a la silla, junto a su pareja… no hay prisa. Y están de pie… Y la tercera silla está ocupada (las otras dos ya libres…). En fin, no toda la gente de Sevilla es agradable. Hay otros que son así: ¡Capullos! También peculiares… pero así.

Además, la consumición llevaba consigo un pescozón. Escaso, pequeño, normal (no bueno… bueno…), y caro, sobre todo caro. Una y no más… Nos vamos. Vamos a por “Pasión”. En Laraña, en la Iglesia de la Anunciación está entrando El Valle.

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El Valle, paso

El Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas es obra de Agustín de Perea (1687). El resto del misterio es de Joaquín Bilbao y José Ordóñez (1910).

Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro es de autor anónimo (s. XVII). El resto del misterio es de Juan Bautista Patrone (s. XIX).

Nuestra Señora del Valle está atribuida a Juan de Mesa (siglo XVII). Fue restaurada en los siglos XIX y XX por Juan de Astorga y José Ordóñez.

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Pasión, paso

Solo vemos “Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro”. De la Virgen, pues…, era como “otra más”. Y queríamos ver “Pasión”. Vamos en su busca. Pasión la vemos en procesión. No me preguntéis dónde. Ni me acuerdo. Pero vimos Pasión. Después de ver entrar El Valle, volvimos a Francos porque era más fácil verla. Y la vimos ahí, frente a “Jardilín”, tienda de ropa infantil (lo sé por las fotos…, no por otra cosa…). Y sobre la Virgen, lo dicho anteriormente…

Nuestro Señor Jesús de la Pasión está atribuido a Juan Martínez Montañés (1615).

Nuestra Señora de la Merced es obra de Sebastián Santos Rojas (1965), mientras que la imagen de San Juan es de Gabriel de Astorga (1862).

Para la “madrugá”, quizá, no estábamos tan preparados como nos imaginábamos. Era tarde. Ya acumulábamos muchas horas… ¡y kilómetros! El cansancio, los dolores (nuestra particular pasión…), ya hacía mella. Pero había que ver, estar presente…, cuando menos, en “la Macarena”. Con 3250 “nazarenos” en procesión,  casi 2 horas de paso…, suponía una prueba más que dura para nosotros, aunque, en teoría, “soportable”. Vamos a su encuentro.

Nuestro Padre Jesús de la Sentencia es de Felipe Morales (1654). El resto del misterio es de Antonio Castillo Lastrucci (1929), salvo un romano, obra de Luis Álvarez Duarte (1978).

María Santísima de la Esperanza Macarena es de autor desconocido (siglo XVII).

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Macarena, sentecia.

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Macarena en procesión

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Sentencia, detalle

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Macarena en Basílica

Nos encontramos con Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, detrás de un abultado número de “nazarenos”, demasiados… Es el cruce entre Feria y Cruz Verde. Vemos el paso y no podemos esperar a los centenares o miles de nazarenos posteriores. Vamos al encuentro de la Virgen. Nos paramos en Feria con Relator, en el cruce de ambas. Hay un bar y esperamos. Puede ser “El Carromato Tapas”, pero no lo sé… yo me senté en la acera y esperé. Después de un buen número de nazarenos, muchos más de los deseados…,  aparece esplendida… “María Santísima de la Esperanza Macarena”. Son las tres de la “madrugá”. Se produce el silencio. Majestuoso silencio. Se palpa la devoción. Una auténtica legión de fieles persigue a la imagen. Indescriptible. Y ahora toca un descanso para continuar con la “madrugá”, pero ya por la mañana.

Es Viernes Santo. La Peña para empezar, antes de poner rumbo a “Triana”, cargamos las pilas, donde y como de costumbre. No hay problema. “Toma lo que quieras”.

El bus nos deja, tras circular por la calle Torneo, en el Puente de Isabel II, el Puente de Triana. Creo que se nos ha hecho un poquito tarde. Trina bulle. Hay gente… ¡mucha gente! Las calles repletas. Es difícil andar. Los bares… ¡a reventar! Buscamos, ilusos, la calle Pureza. Imposible penetrar la marea humana. Mejor probar por los alrededores… El cruce de Pagés del Corro con Luca de Tena es bueno. Pero ya ha pasado la primera imagen…

El Santísimo Cristo de las Tres Caídas es de autor anónimo (siglo XVII). Fue retocado por Manuel Gutiérrez (1894). El misterio es de Antonio Castillo Lastrucci (1939-1941).

Castillo Lastrucci se atribuyó la autoría del rostro de Nuestra Señora de la Esperanza, que primitivamente fue de Juan de Astorga. Álvarez Duarte la policroma en 1989.

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Esperanza de Triana

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Pétalos sobre la Esperanza de Triana

Pero nos queda, ahora sí, la Virgen… Nos queda “Nuestra Señora de la Esperanza”, la “Esperanza de Triana”. Parecido a la Macarena, el fervor se palpa en el ambiente. La muchedumbre aguanta el calor, y la gente aguanta a la propia gente. Todo con tal de seguir en procesión a su Esperanza de Triana. No hay palabras. Desde los balcones, llueven pétalos de rosa…, el personal se abalanza sobre el palio. Quieren tocar a su virgen… a su esperanza. Quieren despedirse de ella. Hasta que no pase un año, no habrá más Esperanza…

Deshacemos lo andado. Nos vamos de nuevo al Puente de Triana. Queremos llegar a Los Gitanos. Está un poco retirado, pero, por intentarlo… aunque el cansancio nos puede, vamos a ello. El “Templo Santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Nuestra Señora de las Angustias Coronada”  nos queda algo retirado. De hecho, al llegar a las inmediaciones, nos damos cuenta que hay que bordear el mismo. Aparecemos en María Auxiliadora. Paramos en “Lago de Sanabria” buscando una cañita para aplacar el calor y esperar a la entrada de la Virgen…

Nuestro Padre Jesús de la Salud es de José Manuel Rodríguez Fernández-Andes (1938).

María Santísima de las Angustias es también obra de José M. Rodríguez Fernández-Andes.

“Nuestro Padre Jesús de la Salud” ya ha entrado. “María Santísima de las Angustias” está cerca. Terminamos la cañita y esperamos. Bueno, no esperamos. Los acordes del Himno Nacional, versión abreviada, suenan para hacernos saber que ya está entrando la Virgen. La esperanza de entrar al templo, para ver las imágenes, la perdemos rápidamente. Cerrado a cal y canto. Buscamos un lugar para comer.

Aunque está retirado, nos recomendaron, en San Eloy, el Rincón de San Eloy o el Patio de San Eloy. Encontramos este segundo. “El Patio de San Eloy”. De maravilla. Es cierto lo que dicen. Ya, de entrada, te encuentras un bar “atípico”. Pocas mesas. Unas escaleras, a modo de graderío,  de cerámica andaluza, sirve para lo que te puedas imaginar; sentarte, apoyar un vaso, un plato, una botella, lo que quieras… Aunque buscamos una mesa y unas sillas, para descansar antes de seguir en busca del Viernes Santo, que acaba de empezar. Buen sitio. Calidad aceptable. Precio normal. Merece la pena. De hecho, es una franquicia que está por toda Sevilla.

Hemos repuesto fuerzas. Nos vamos para la Calle Reyes Católicos y Puente de Triana. Esperamos a que llegue “El Cachorro”.

El Santísimo Cristo de la Expiración fue tallado por Francisco Antonio Ruiz Gijón en 1682.

Nuestra Madre y Señora del Patrocinio es obra de Luis Álvarez Duarte (1973), inspirándose en la anterior imagen, que desapareció en un incendio.

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El Cachorro sobre el Puente de Triana

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El Cachorro, paso

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El Cachorro, Virgen sobre el Puente de Triana

Es majestuoso. Espectacular. El Santísimo Cristo de la Expiración avanza por el Puente de Triana, al atardecer. Aunque el contraluz no es la mejor opción para las fotos, algunas de ellas merecen la pena. Los nazarenos nos invitan a bajar, de momento, a la orilla del Guadalquivir, a reposar un ratito. Desde allí, vemos avanzar a Nuestra Madre y Señora del Patrocinio por todo el Puente de Triana. Nos quedamos un rato más allí. La O viene detrás.

Nuestro Padre Jesús Nazareno es obra de Pedro Roldán (1685).

María Santísima de la O es de Antonio Castillo Lastrucci (1937).

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La O, paso

Nuestro Padre Jesús Nazareno aparece por el Puente de Isabel II. Nos acercamos para verlo de cerca. En primera fila. Como todas las tallas… es una auténtica maravilla. Una joya.

Continuamos para buscar a San Isidoro. Nos han recomendado verlo en la Calle Amor de Dios. Vamos a intentarlo…

Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas se atribuye a Alonso Martínez hacia 1668. Fue retocado en 1928 por Francisco Marco Díaz-Pintado y por Manuel González-Santos. El Cirineo es obra de Francisco Antonio Ruiz Gijón en 1688.

Nuestra Señora de Loreto es una obra anónima del siglo XVIII. Fue reformada por Sebastián Santos Rojas en 1955.

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San Isidoro, nazarenos

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San Isidoro, pies

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San Isidoro, cruces

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San Isidoro, paso

san isidoro detalle paso

San Isidoro, detalle

En la confluencia de Amor de Dios, Tarifa y Javier Lasso de la Vega encontramos un hueco en primera fila. Nos quedamos a esperar. No tardan en aparecer los oscuros nazarenos de San Isidoro. Tras ellos, Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas. Aquí no solo estamos en primera fila, sino que debemos agacharnos o esquivar las cruces que soportan los nazarenos que anteceden a Nuestra Señora de Loreto, a la que acompaña, como manda la tradición, una amplia representación del Ejército del Aire, de la que es patrona desde 1920.

Han llegado Carmen y Pepe, con Álvaro. Son nuestros cicerones y les seguimos allá donde nos indiquen. Queremos ir a la Bodega “Dos de Mayo”, en la Plaza de la Gavidia. A reventar, como se podría prever. Cerquita está la “Taberna El Panduro”, en calle Baños, a escasos 10 metros. “Hablan bien de ella”, argumenta Pepe antes de que entremos. La probamos. Los comentarios parecen más que acertados. Esperamos unos diez minutos a que nos preparen mesa. La comida, exquisita. Los lagatitos… ¡para repetir! El resto de viandas, también. Por los diez minutos de espera, nos sirven, gentileza de la casa, una botella de cava… ¡Extremeño! ¡Delicioso! ¡Nada que envidiar a otros cavas! De hecho, me quedé con el nombre para posteriores compras: “Lar de Plata” (Lar de Plata Brut Nature. “Se trata de un cava con volumen y frescor, franco y agradable. En la fase visual tiene un color amarillo pálido con destellos verdosos, fina burbuja que forma rosario continuo. En la fase olfativa el aroma es franco y elegante con recuerdos a manzana verde y anisados. En la fase gustativa es joven y alegre en boca con recuerdos de una buena crianza sobre lías”. Descripción ofrecida en su web). No contentos con eso, nos regalan un par de botellas de agua “para el camino”. ¡No hay color… si se compara con “Café Universal” de Calle Blanca de los Ríos, sobre todo!

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Lar de Plata. Rico…

El Sábado Santo se presenta más tranquilo y relajado, en principio. El desayuno se confunde casi con la comida… ¡por la hora! Desde el Bar La Peña, nos desplazamos hasta la Catedral. El objetivo era el barrio de Santa Cruz, la antigua judería, junto a la Catedral. Un barrio genuino. Es un placer pasear por sus estrechas y coloridas calles. De vuelta a la Catedral, en busca de “El Patio de San Eloy”, esta vez en Calle Mateos Gago. Pero junto a él, encontramos el Bar «Toro Toro» («Bar Rabo de Toro, para alguién cuyo subsconsciente le traiciona una y otra vez al leer el nombre del mismo…). Anuncia un menú del día de 9’90 €. Estando tan cerca de la catedral, sorprende, la verdad. Pero probamos suerte y es cierto. Aunque con un poquito de parsimonia, pero en líneas generals, bastante bien en cantidad y calidad. Las bebidas no están incluídas. Después, una vista a los Jardines de Murillo, con su Monumento a Colón incluido. Plaza de España, Jardines de María Luisa, Antigua Fábrica de Tabacos. En la Calle San Fernando, nos encontramos con “El Sol”.

El Santo Cristo Varón de Dolores es de José Manuel Bonilla Cornejo (2002).

José Bonilla Cornejo talló a Nuestra Señora del Sol (1989), San Juan y la Magdalena (2009).

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Sol

No la esperábamos, pero ya puestos… ¡qué se le va a hacer! Nos quedada por ver, según la recomendación previa, “El Santo Entierro”.

La Canina se atribuye a Cardoso Quirós (1691).

El Santísimo Cristo Yacente está atribuido a Juan de Mesa (siglo XVII).

María Santísima de Villaviciosa es obra de Cardoso Quirós (1691). El resto del misterio del Duelo es obra de Juan de Astorga (1829).

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Cristo Yacente

Accedemos hasta “Campana” una vez cerrada la carrera oficial y, por supuesto, abierta al público mortal. “100 Montaditos” es un lugar bastante conocido para tomar unas cervezas y hacer tiempo. Tiempo de más… Se nos pasó la “Canina”. Solo llegamos a tiempo para el Santísimo Cristo Yacente y, por supuesto, María Santísima de Villaviciosa. Eso sí, en la entrada de ambos.

¿Cómo empezar el Domingo de Resurrección? ¡Pues como el resto! Bar La Peña… Desde ahí, pasamos por el Arco de la Macarena y por Don Fadrique vamos en busca de “La Resurrección”.

La imagen de la Sagrada Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo es obra de Francisco Buiza (1973), así como el Ángel (1975).

Antonio Dubé de Luque talló la imagen de Nuestra Señora de la Aurora (1978).

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Resurrección

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Aurora

En San Luís con Inocentes encontramos el hueco perfecto. La Sagrada Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, tras la fila de nazarenos, aparece bajo el cielo azul, despejado, y se nos para justo delante. Toca relevo de costaleros… ¡no está mal! Solo nos faltaba esto para ver más “desde dentro” la pasión. Con la vista posterior de la Sagrada Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, de la Agrupación Musical “Virgen de los Reyes” nacen los acordes de “La muerte no es el final” (“La Muerte no es el final” adaptada por Antonio Amodeo y por petición de nuestra querida Hermandad de la Resurrección…, según la web de la Asociación Musical). El bello erizado no, lo siguiente. Nuestra Señora de la Aurora viene poco después, cerrando tanto la procesión como nuestra semana de pasión. Experiencia indescriptible en general, diría, pero, después de lo relatado, como que lo de indescriptible… va a ser que no….

https://www.youtube.com/watch?v=ajmDNsic6Ek

Y el resto de fotos en el apartado Portfolio

(En rojo, información facilitada por «El Llamador» de Canal Sur)